viernes, 18 de febrero de 2011

Pequeños detalles, grandes momentos..

Hoy me he dedicado a observar, observar todo lo que pasa, acciones, palabras y miradas. Todos las risas, todos los llantos, los perfectos desperfectos y las más precisa incoherencia.  He mirado el cielo y el sol, ambos me han dicho que están aquí para que viva más allá de convicciones inconexas que no llevan a más que a la confusión, y eso voy a hacer:
He respirado aire, he devorado sueños, he disuelto emociones en un momento y las he creado en tres, sin ir más allá de luna, no me quiero congelar, aquí se está muy calentito..
Me he puesto al nivel de hormigas trabajadoras y calladas, a nivel de perros obedientes, a nivel de mariposas libres y de humanos extraños, pero humanos, que es lo que importa. He sido capaz de sentir cien veces una misma caricia, sin necesidad de hartarme, pues ahora mismo, así como estoy, lo volvería a hacer, pero tengo demasiadas cosas que crear.
Me he dejado llevar al compás del ritmo más hermoso jamás oído, he gritado a los cuatro vientos, sin llegar a molestar a ninguno, que vivo conforme a mí y a  mis demás personalidades, porque no tengo una sola, tengo trescientas, trescientas una, quizás, quién sabe.
He imaginado, también, cómo el agua flotaba y a nadie le sorprendía, los pájaros ladraban y yo les hacía palmas, mi perro cantaba al son de una guitarra fantasma, y todos les hacían palmas. Todos éramos todos y nadie era nadie, todo eso en una tarde. Para que veamos que hay más que desesperación en éste mundo.

Un saludo con treinta y cuatro manos que os mando y un vaso de abrazos, por si acaso.

No hay comentarios: