miércoles, 8 de febrero de 2012

Cuento del pescador y el empresario.

Iba un día un empresario caminando por la playa, con su vestimenta acorde, traje caro, reloj caro, gafas caras... cuando se encontró con un pescador liado con su pequeña embarcación. El empresario se acercó el humilde hombre y le preguntó por su actividad. El pescador respondió:
-Pues acabo de llegar de pescar, estoy terminando de recoger las redes y en breve iré a casa.
El empresario asombrado preguntó, iniciando esta conversación:
-¿Cómo es posible que usted, a las 2 de la tarde, ya haya terminado con su jornada de trabajo y pueda irse a casa? ¿Cómo trabaja usted normalmente?
-Yo me levanto normalmente sobre las 8. Nos sentamos mi mujer, mis hijos y yo en la mesa a desayunar, nos tomamos un café, y acompaño a los pequeños al colegio. A eso de las 9 vengo aquí, preparo el barco y salgo a pescar. En unas 4 horas he recogido suficiente para poder comer, aunque sin grandes lujos, toda la familia. Después de comer tengo un rato para dormir la siesta, y más tarde voy a recoger a los niños del colegio. Estamos juntos por la tarde y al día siguiente, otra vez a pescar.
-Pero buen hombre, ¿cómo puede usted trabajar así? -propuso el empresario con su visión de negocio-. ¿No se da cuenta de que podría ampliar su jornada otras 4 horas y sacar hasta el triple de pescado, que podría vender para sacar un dinero extra?
-¿Y para qué lo quiero? -respondió el pescador dudoso.
-¿No es evidente? ¡Con ese dinero usted en poco tiempo podría comprar un barco más grande y en mejores condiciones!
-¿Y para qué quiero otro barco? -dijo el pescador sonriendo.
-¿Es que no lo entiende? Con un barco más grande podrá mejorar su pesca, aumentar el negocio y en pocas semanas seguro que tendría el dinero suficiente para comprar otro barco y contratar patrones.
El pescador sorprendido y riendo contestó:
-Pero, ¿y para qué quiero tener más barcos y patrones?
-¡No me lo puedo creer! Por supuesto para aumentar increíblemente la producción, ganar mucho más dinero y comprar todavía más barcos. ¡En meses o semanas tendría usted una flota de 80 barcos! ¡La producción sería increíble!
-Pero sigo sin entender para qué necesito tantos barcos y tanta pesca. -apuntó el pescador que ya no podía aguantar la risa.
El empresario, casi perdiendo los nervios y dando el caso por perdido añadió:
-¿Usted no entiende que con una flota tan grande, empleados contratados y un negocio tan grande, podría tomarse la libertad y la tranquilidad de reducir su jornada de trabajo a sólo 4 horas, ir a comer a casa con su mujer y tener la tarde libre para dormir la siesta y poder ir a recoger a los niños al colegio?
El pescador sonriente sólo añadió:
-Y, ¿no tengo ya todo eso?


Cuento escuchado en el programa de RNE 1, Afectos matinales, en la madrugada del 08-02-2012.

martes, 10 de enero de 2012

Un poco de Teoría Racional y de Juegos


¿Puede relacionarse la TJ y la TER -a la hora de resolver un problema- con la empatía o hemos de analizarlas por separado para obtener un resultado más acertado?
Cuando hablamos de la TJ y la TER debemos tener en cuenta que las características de los agentes que participen en dichos juegos son que han de comportarse racional y egoístamente, o sea, que actuarán por incentivos para obtener el mayor beneficio posible con el menor coste.
Como hemos visto, aquí no encaja la empatía. Si bien es cierto que, de esta manera, habrá veces en las que obtengamos resultados poco menos que inmorales, pero eso no es lo que nos ocupa ahora.
 Por lo tanto, si nuestro objetivo es conseguir el mayor beneficio con el menor coste cabrá no considerar la empatía en la estrategia que escojamos, pero estoy no significa que siempre vaya a funcionar, puesto que, normalmente, en nuestras vidas influyen otros factores y habrá situaciones en las que no podamos obviar los sentimientos y las relaciones con la personas de nuestro alrededor.

 ¿Qué es ser racional? ¿Qué factores debemos tener en cuenta para actuar racionalmente?
Refiriéndonos a la TJ y a la TER el ser racional implica actuar según la estrategia con la que obtengamos mayores beneficios con menores costes, hasta aquí bien, parece fácil. Pero al llevar esto a la práctica nos daremos cuenta de que, en la mayoría de situaciones no se trata de elegir entre una buena o mala estrategia sino entre malas y menos malas. O sea, que nos encontraremos  con dos bifurcaciones: la teórica y la ética, en la teórica entran los límites, condiciones y posibilidades y, en la ética tendremos la dificultad de incluir la teoría en las relaciones con el resto de la sociedad –estamos hablando ahora de la “puesta en escena” de lo anterior- en las cuales habremos de aplicar una serie de principios morales propios de cada uno de los individuos si queremos actuar racionalmente.

Yo, personalmente, creo que esas dos ramas se molestan la una a la otra: el hecho de que apliquemos a las elecciones de estrategia una ética que nos ponga más limitaciones de las que ya tenemos impide la obtención de un beneficio mayor en la mayoría de los casos, por ejemplo, si yo quiero vender 3 kilos de tomates a mis primos me gustaría poder obviar que son de mi familia y poder así sacar el beneficio que sacaría normalmente, pero el hecho de que sean “de los míos”, por lo menos alguna vez que otra, hace que les haga un descuento, o incluso que se los regale como muestra de afecto. 

Sin embargo puedo llegar a la conclusión de que una rama sin la otra provocaría un desequilibrio importante que tampoco sería racional en determinadas situaciones, claro, si en mi empresa venden mi producto no me puedo preocupar de si alguien no llega a fin de mes, mi interés es ganar dinero y ya, pero en otros muchos aspectos de nuestra vida sí es necesario tener en consideración permanentemente tanto la una como la otra. La esencia está en conseguir aplicar una serie de principios éticos que hagan que la situación sea lo más justa posible pero sin que se perturbe demasiado el beneficio que se obtendría sin hacerlo, o sea, algo así como un equilibrio racional.

 ¿Podemos elegir no ser racionales? ¿Cuáles serían las consecuencias?
Por poder podríamos elegir creer que lo racional es tirarnos desde un 5º piso, porque estamos hartos de la vida, y esa es la mejor manera de acabar con nuestro sufrimiento, pero estaríamos hablando de errores de cálculo, vamos, sesgos cognitivos porque, en realidad, lo racional, es recapacitar y seguir viviendo porque hay muchas razones para hacerlo.

Todo esto, creo yo, depende de cómo entendamos “ser racional”: como que todos somos racionales porque tenemos capacidad de actuar racionalmente, o sea, que nunca somos irracionales, siempre intentamos actuar racionalmente y hay veces que nos sale mal o como que el ser humano es racional cuando actúa racionalmente, de manera que, cuando no es consciente de que se está equivocando se considera el fallo como un sesgo cognitivo y, cuando sabe que lo está haciendo mal y continúa actuando así es irracional. La segunda teoría confirmaría que sí que podemos elegir no ser racionales aunque las consecuencias sean graves, por ejemplo:  yo tengo el examen más complicado del año dentro de tres días, he de aprobarlo para entrar en la carrera que quiero, pero decido no estudiar y pasarlos tumbada el sofá, porque sí. Soy consciente de lo que estoy haciendo y considero más importante aprobar que ver la tele, pero elijo ser irracional y quedarme haciendo nada.

Creo que no hay respuesta concreta en esta pregunta, como en tantas otras.

¿Es la manera de actuar que los humanos tenemos la que da forma a los conceptos de racionalidad TER y TJ? Si todos actuáramos en base a nuestra empatía solamente dejaría de tener sentido aplicarla?
Posiblemente, estas teorías son así porque la mayoría de los humanos, en situaciones donde ni la empatía ni los sentimientos tienen cabida nos comportamos de la misma manera, así que, en la medida que nos alejamos de tal comportamiento en dichas situaciones así cambiaría la eficacia de los mismos resultando más o menos productivo aplicarlas.

La naturaleza, a la par que dura (Malthus) es sabia y siguiendo las leyes de la teoría evolucionista si no ha seleccionado a un ser humano superempático es porque, a la larga una sociedad así no prosperaría.

La racionalidad está relacionada, considerablemente, con el tiempo, ¿puede ser? Entonces, ¿cuánto más racional sea un agente mayor su impaciencia?
Con lo del tiempo me quería referir a que si podría considerarse como una variable más en las estrategias de TJ y TER cuando este tenga algo que ver.  Por ejemplo, cuando tenga que elegir entre comerme un plátano o una manzana, a no ser que sea en situaciones como “tengo poco tiempo, el plátano es más rápido de comer” el tiempo tendrá poco o nada que ver, pero si yo estoy pensando en la carrera universitaria que cursaré sí que me tiene que importar el tiempo de mi vida que quiero emplear en ella -depende de la importancia que le dé- de tal manera que habría que considerar la variable del tiempo tan importante como los costes y los beneficios  y por lo tanto lo lógico sería pensar que un agente racional va a querer mayores beneficios por menores costes en el menor tiempo posible, por eso lo de impacientes.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Gran lista de sesgos cognitivos usuales

Los pongo aquí, más que nada, porque sé que me será útil consultar la lista cada x tiempo, así que si es de provecho para mí puede que también lo sea para vosotros.

Es algo tremendamente interesante el poder establecer una lista con errores comunes que normalmente cometemos, y que, al llevarlos a cabo, durante el transcurso de la acción, nos parecen totalmente lógicos, pues creemos que conllevarán un gran beneficio cuando, en realidad, no es así. Increíble, de verdad.

La apelación a la novedad (también llamada argumentum ad novitatem): es una falacia lógica que sostiene que una idea es correcta o mejor simplemente por ser más moderna. La apelación a la novedad se basa en el razonamiento de que la gente en general tenderá a esforzarse para corregir sus fallas.
Sesgo de confirmación: Es la tendencia a buscar o interpretar información de un modo que confirme nuestras propias preconcepciones.
Prejuicio de desconfirmación o sesgo de disconformidad: Es la tendencia a realizar un crítico escrutinio de la información cuando contradice sus principales creencias y aceptar sin criterio aquella información que es congruente con sus principales creencias.
Percepción selectiva: Tendencia en la cual, las ansias, esperanzas o ilusiones, afectan a la percepción.
Efecto Bandwagon o efecto de arrastre: Es la tendencia a hacer (o creer) cosas porque muchas otras personas hacen (o creen) esas cosas.
Efecto del falso consenso: la mayoría de personas juzgan que sus propios hábitos, valores y creencias están más extendidas entre otras personas de lo que realmente están.
Prejuicio de la elección comprensiva: Es la tendencia a recordar nuestras propias decisiones como mejores de lo que realmente fueron.
Prejuicio de información: Es la tendencia a buscar información, incluso cuando ésta no puede afectar a la decisión a tomar. Puede crear la falsa impresión de que por tener más información el razonamiento y/o la conclusión son más veraces.
Prejuicio de compatibilidad: Es la tendencia a probar hipótesis exclusivamente a través de la prueba directa.
Efecto contraste: Es el realce o reducción de una cualidad o medida de un objeto cuando la comparamos con otros observados recientemente.
Efecto foco: Desviación de la predicción de un resultado, que ocurre cuando las personas sitúan mucha más importancia en un determinado punto o aspecto de un evento.
Deformación profesional: Es la tendencia a mirar las cosas de acuerdo con las convenciones surgidas de la propia profesión, olvidando cualquier otro punto de vista más amplio.
Efecto de cesión: Es la tendencia de las personas a dar más valor a algo tan pronto como lo poseen.
Ilusión del control: Es la tendencia del ser humano a creer que puede controlar o al menos influir, en las consecuencias o resultados que claramente no puede controlar ni influir.
Defensa de status: Cuando una persona se considera con cierto status ésta tenderá a negar y a defenderse de cualquier comentario que lo contradiga incluso recurriendo al autoengaño.
Prejuicio por impacto: Es la tendencia a sobrevalorar la duración e intensidad de los futuros estados emocionales, basándose en experiencias previas.
Negación de la probabilidad: Es la tendencia a rechazar completamente cualquier probabilidad cuando se realiza la decisión bajo incertidumbre.
Efecto laguna de exposición: Tendencia de las personas a expresar apetencias por cosas simplemente porque éstas les son familiares.
Prejuicio por omisión: Tendencia a juzgar acciones perjudiciales, lesivas o dañinas como peores, o menos morales, que omisiones de acción, igualmente dañinas.
Prejuicio o sesgo por resultados: Tendencia a juzgar una decisión por su resultado final, en lugar de juzgarla por la calidad o acierto de la decisión, cuando fue realizada.
Falacia de planificación: Tendencia a desestimar o infravalorar los tiempos de finalización de las tareas.
Efecto de pseudocerteza: Tendencia a hacer elecciones adversas y de riesgo si los resultados esperados son positivos, porque se tiene la preconcepción de evitar resultados negativos o no tan favorables.
Tendencia de riesgo cero: Preferencia por reducir un pequeño riesgo hasta cero, en vez de reducir de manera considerable un gran riesgo.
Descuento hiperbólico: Es la tendencia intertemporal de algunas personas a tener mayores preferencias por beneficios inmediatos en comparación con beneficios retardados.
Aversión de pérdida: Es la tendencia de las personas a preferir, en mayor medida, evitar las pérdidas, superiormente, a la posibilidad de adquirir ganancias.
Prejuicio de statu quo o defensa del statu quo: Tendencia de algunas personas, a valorar o apreciar en mayor medida, las cosas que permanecen estables.
Efecto de Von Restorff: Tendencia a situarse en un modo de queja continua, para que sea mejor y más recordado que el resto, porque se supone que un elemento que destaca o rompe la norma será más recordado que otros.
Efecto Keinshorm: Predisposición a contradecir las ideas o formulaciones que otra persona juzga, con la cual no simpatiza.
Prejuicio o sesgo de punto ciego: Es la tendencia a no darse cuenta de los propios sesgos cognitivos.
Poder corrupto: Existe una tendencia demostrada en la que los individuos con poder son fácilmente corrompibles cuando se sienten con plena libertad y sin restricciones. Semejante al “síndrome del portero de la discoteca”.
Obediencia a la autoridad: Es la tendencia que tienen las personas a seguir el liderazgo o figura de autoridad en un grupo o de una fuerte autoridad independientemente de los fuertes argumentos racionales que se tengan en contra. El individuo puede admirar, temer, autoengañarse o simplemente acatar las normas por el mero hecho de cumplimiento del deber, es decir, tiene una propensión o tendencia a hacerlo.
Sesgo de la responsabilidad externa: El ser humano tiene tendencia a disfrutar, a sentirse reforzado y en calma cuando este toma consciencia de que no es responsable de sus actos. Este comportamiento se encuentra en los comportamientos evolutivos heredados de las asociaciones en manadas, luego tribales y más tarde en organismos de poder. Esta tendencia humana se observa en otros sesgos como el de Obediencia a la autoridad, también en muchos aspectos documentados en los que una persona elige libremente el estado de esclavitud (síndrome de Estocolmo).
Efecto de sobrejustificación: ocurre cuando un incentivo externo como el dinero o los premios reduce la motivación intrínseca a la hora de realizar una tarea.
Efecto de percepción ambiental: El ambiente produce una gran influencia en el comportamiento de los individuos. En un ambiente caótico, deteriorado y sucio, las personas tienden a ser más incívicas, más caóticas, y también a cometer más acciones vandálicas o incluso delictivas. 
Efecto de ambigüedad: La evasión o rechazo directo de las opciones que por falta de información parecen tener una probabilidad incierta o desconocida.
Obstinación, terquedad o empecinamiento o anchoring: Es la tendencia a confiar demasiado, o aferrarse a un atributo, rasgo, cualidad o particularidad de toda la información cuando se realiza una decisión.
Sesgo antrópico: Es la tendencia de una persona a sesgar las evidencias ya que han sido influenciadas por los efectos de una observación selectiva. Esto es, básicamente una generalización extrema del prejuicio de confirmación o de desconfirmación, envolviendo no solo el conjunto de ideas, memoria y metodología sino también el modo en el que uno se ve a sí mismo como entidad investigadora del entorno.
Desviación de la atención: Negar la información relevante cuando se realizan valoraciones relacionales o asociativas.
Heurística de disponibilidad: Es una predicción sesgada, debido a la tendencia a centrarse en el beneficio o suceso más sobresaliente, más familiar y emocionalmente cargado. Es decir, al juzgar grosso modo una probabilidad esta tiende a estar influenciada no por acontecimientos objetivos sino más bien por la experimentación emocional del sujeto o a través del suceso más sobresaliente que haya sufrido este.
Prejuicio de creencia: Es la tendencia a basar las valoraciones o evaluaciones en creencias personales.
Creencia overkill: Ocurre cuando una persona tiende a traer todas sus creencias y valores, una tras otra para apoyar una determinada posición. Todas sus creencias y valores apuntan a la misma conclusión que quiere apoyar.
Ilusión de serie o apofenia: Es la tendencia a ver patrones donde realmente no existen. La ilusión de grupo o serie se refiere a la tendencia natural del hombre a asociar algún significado a ciertos tipos de patrones o series que inevitablemente deben aparecer en cualquier lista de datos extensa.
Pareidolia: Un tipo de error de confusión en la percepción debida a la natural asociación e instinto social de reconocimiento de expresiones faciales y objetos comunes que se produce cuando al introducir un estímulo vago éste se percibe como algo claro, distintivo o altamente significante.
Falacia del jugador: Es la tendencia a asumir que eventos aleatorios individuales están influídos por eventos aleatorios previos.
Prejuicio de retrospectiva o recapitulación: Conocida también como el efecto «Siempre supe que iba a pasar, lo sabía» o «ya lo había supuesto», muestra la inclinación a ver los hechos pasados como fenómenos predichos o predecibles. Los individuos están, en realidad, sesgados por el conocimiento de lo que realmente ha pasado cuando evalúan su probabilidad de predicción. Este prejuicio es en realidad producido por un error en la memoria, es un efecto menor del déjà vu. Véase falacia del historiador.
Falacia de la proyección mental: La sensación de que las probabilidades son (y representan) propiedades intrínsecas de la física más que una descripción del conocimiento personal y limitado de la situación.
Sesgo de autoservicio o sesgo hacia mi lado: Es la tendencia de algunas personas a errar en su observación e ignorar pruebas o hechos en contra de la postura que defienden. También reclaman mayor responsabilidad en los aciertos y éxitos que en los errores. Además, en cuanto aparece información ambigua la interpretan de un modo que beneficia sus intereses.
Efecto de negación de precedentes: Es la tendencia de algunas personas a evitar incorporar probabilidades o sucesos precedentes muy bien conocidos que pueden ser importantes en la decisión a tomar.
Efecto del observador expectante: Este efecto se da cuando, por ejemplo, un investigador espera un determinado resultado y después inconscientemente manipula un experimento o malinterpreta los datos con objeto de encontrarlo.
Efecto de sujeto expectante: Es otro sesgo cognitivo que ocurre en la ciencia cuando un sujeto espera un resultado determinado y por consiguiente manipula inconscientemente los datos de un experimento. Se diferencia del efecto del observador expectante en que la manipulación la realiza no el observador sino el mismo paciente. Para eliminarlo se usa el Ensayo doble ciego.
Desviación o sesgo optimista: Es la tendencia sistemática a ser demasiado optimista sobre los beneficios de cualquier acción planeada.
Sesgo de beneficio positivo: Es la tendencia de algunas personas a predecir o sobrestimar la probabilidad de que le ocurran buenas cosas a ellos (Es una generalización Desviación optimista).
Efecto superconfianza: Es la tendencia a confiar demasiado en las habilidades propias o personales.
Efecto de sobreatribución, sesgo de correspondencia o error fundamental de atribución: Es la tendencia o disposición de la gente a sobre-dimensionar los motivos personales internos a la hora de explicar un comportamiento observado en otras personas, dando poco peso por el contrario a motivos externos como el rol o la situación, para este mismo comportamiento. Ejemplo: Cuando las personas piensan en sí mismas atribuyen su éxito a una cualidad personal (inteligencia, bondad, fuerza, carácter) y sus fracasos a circunstancias externas (mala suerte, desventaja, manías). Por otro lado, cuando la gente piensa en otros, atribuyen los aciertos de los demás a circunstancias externas (tuvo suerte, tuvo ventaja) y los fallos a debilidades o características internas (tiene mucho carácter, él no es suficientemente fuerte, inteligente).
Prejuicio o sesgo de la debilidad y de fortaleza: Es la tendencia de las personas a juzgar como permisibles o creer con mayor fuerza los comportamientos y los argumentos de las partes más débiles. Igualmente se da este hecho a la inversa, es decir, algunas personas tienen la tendencia a pensar que las más fuertes, físicamente o intelectualmente son más poseedoras de la verdad sin atender a sus argumentos.
Sesgo de la simetría: Es la tendencia a considerar como ciertas y mejores los argumentos y razonamientos en los que exista una simetría dual clara. La existencia de una simetría aunque hace al argumento más bello e idóneo para nuestros prejuicios no implica la veracidad de la misma.
Efecto de polarización: Se incrementa la fuerza de una creencia en ambas posturas o bandos respectivamente después de la presentación de pruebas neutrales, débiles o evidencias confusas que resultan de una asimilación sesgada. Cuando los entusiastas de una cierta idea están cegados por sus prejuicios personales acerca de las demás posibilidades y positivamente sobre las propias confirman sus creencias sin escrutinio aunque evalúan críticamente las creencias del contrario. Es decir las pruebas confusas o argumentos débiles ayudan a separar más a ambos bandos y no a provocar conversiones.
Efecto de primacía o efecto de la primera impresión: Es la tendencia a valorar, en algunas situaciones, más los eventos iniciales que los siguientes eventos.
Efecto el último evento: Es la tendencia a ponderar y a dar más importancia a los eventos recientes en mayor medida que los eventos más lejanos en el tiempo, incluso en un mismo día.
Efecto de retrospección de Rosy: Es la tendencia a valorar los eventos pasados más positivamente a cómo los han valorado ellos mismos en el momento en el que los eventos ocurrieron. Un proverbio en latín resume este efecto: memoria praeteritorum bonorum, es decir, ‘el pasado siempre se recuerda como mejor’.
Efecto de decimación numérica: Es la tendencia a juzgar la probabilidad de la totalidad como menor que la suma de probabilidad de cada una de las partes.
Falacia de la conjunción o la unión: Es la tendencia a asumir que las condiciones locales o específicas unidas son más probables que una general.
 Prejuicios o sesgos sociales: El prejuicio social es tener una opinión o idea acerca de un miembro de un grupo sin realmente conocer al individuo. La extensión de las propias experiencias negativas al caso general se puede considerar como sesgo. Como en la persecución, se cree por parte del prejuicioso en la maldad o bondad del otro y en la justicia del razonamiento propio.La mayor parte de estos prejuicios o sesgos cognitivos están clasificados como sesgos atributivos. Los sesgos atributivos afectan al modo de atribución de acciones. Es decir, afectan al modo en el que se determina quien o que fue responsable de una acción o evento.

Sesgo actor-observador: Es la tendencia a explicar los comportamientos individuales de los demás enfatizando la influencia de su personalidad y desestimar la influencia externa de su situación. Esto va asociado a la tendencia opuesta o actor cuando se observa uno mismo en el que las explicaciones a los propios comportamientos se realizan enfatizando mi situación personal o agentes externos y desestimando la influencia de la propia personalidad. Este sesgo suele confundirse con el sesgo de correspondencia.

Efecto de sobreatribución, sesgo de correspondencia o error fundamental de atribución: Es la tendencia o disposición de la gente a sobre-dimensionar los motivos personales internos a la hora de explicar un comportamiento observado en otras personas, dando poco peso por el contrario a motivos externos como el rol o la situación, para este mismo comportamiento. La gente tiende a obviar los motivos externos y cree más e incluso amplifica los motivos genéticos o de carácter internos.
Efecto Forer (o efecto Barnum): es la tendencia de la gente a dar una alta nota de precisión o a asentir y confirmar la fidelidad de las descripciones que de su personalidad se hagan cuando éstas están hechas a medida y específicamente para ellas (por ejemplo: los horóscopos). En realidad, estas descripciones de la personalidad son vagas y suficientemente generales como para ser aplicadas a un amplio espectro de la sociedad.
Desviación o sesgo egocéntrico: Ocurre cuando las personas se dan más responsabilidad a ellas mismas, por los resultados de una acción conjunta, que un observador externo.
Efecto de falso consenso: Es la tendencia de algunas personas a sobrestimar el grado en el cual los demás coinciden o están de acuerdo con ellos. Como los miembros de un grupo alcanzan un consenso y raramente encuentran personas que disientan, tienden a creer que todo el mundo piensa del mismo modo.
Efecto halo: Es la capacidad de un individuo para modificar la percepción o evaluación que los demás tienen de las demás cualidades personales a través de una cualidad específica.
Ilusión de entendimiento asimétrico: Es un prejuicio que implica el hecho de que la gente percibe su conocimiento de los demás como superior y más preciso al conocimiento que tienen los demás sobre sí mismos. De igual manera, las personas tienden a creer que se conocen mejor a sí mismas que lo que sus parejas o iguales se conocen a sí mismos o a ellos.
Ilusión de transparencia: Es la tendencia para algunas personas a sobrestimar el grado en el que su estado mental personal es conocido por otros.
Prejuicio de pertenencia al grupo o prejuicio de socio: Es la tendencia de las personas a tratar de manera preferente a quienes perciben como miembros de su propio grupo.
Fenómeno del mundo justo: Es la tendencia prejuiciosa de algunas personas a percibir que el mundo es justo y por consiguiente las personas reciben lo que se merecen. Esta tendencia también se da en la ilusión de pensar que las personas recibirán con el tiempo lo que se merecen.
Efecto del lago Wobegon o efecto mejor que la media: Es la tendencia humana a describirse de manera halagadora o aduladora, comunicar bondades de sí mismo y pensar que se encuentra por encima de la media en inteligencia, fuerza u otras cualidades.
Prejuicio de etiquetación o prejuicio de clases: Es un tipo de prejuicio cultural que se produce cuando una etiqueta o seña de diferenciación está disponible o es visible para describir algo que introduce una diferencia en nuestra habilidad física, cultural o personal que algunos incluso pueden aprovechar y que no tiene por qué existir.
Prejuicio de homogeneidad de los demás: Los individuos ven a los miembros de su grupo como más variados, diferentes y ricos en contrastes que los pertenecientes a otros grupos, los cuales son considerados homogéneos e iguales entre sí.
Sesgo de proyección: Es la tendencia inconsciente a asumir que los demás comparten el mismo o pensamientos, creencias, valores o posturas parecidas a las nuestras.
Sesgo de autoservicio: Es la tendencia de algunas personas a errar en su observación e ignorar pruebas o hechos en contra de la postura que defienden. También reclaman mayor responsabilidad en los aciertos y éxitos que en los errores. Además, en cuanto aparece información ambigua la interpretan de un modo que beneficia sus intereses.
Sesgo de impredecibilidad propia: Es la tendencia de algunas personas a verse ellos mismos como relativamente variables e impredecibles en términos de su personalidad, comportamiento y estado de ánimo mientras que ven el de los demás como mucho más predecible en cualquier situación.
Profecía autocumplidora o autorrealizada: Es una predicción que, de ser realizada o enunciada, realmente causa que esta se convierta en realidad.

Dudas, dudas everywhere.


¿Es posible explicar el comportamiento humano con la Teoría de Juegos? Me explico, a John von Neumann le gustaba mucho jugar al póker, y a partir de ahí creó la Teoría de Juegos junto a Morgenstern, vale, pero, cuando juegas al póker, sabes qué tienes en mano y qué pueden tener los demás, los tipos de movimiento que puedes hacer y cuáles serán las consecuencias, sin embargo, el ser humano es impredecible, o quizá no tanto como eso, pero establecer una serie de pautas por las que juzgar la conducta y decir a partir de ahí cuál es o no un comportamiento racional no lo veo del todo claro. Para cada cual será racional una cosa dependiendo de sus prioridades. Todos, ante un problema, no tenemos las mismas prioridades, y de la misma manera, si no tenemos las mismas prioridades, no actuaremos de la misma manera, sino de diferentes, pero para cada uno de nosotros lo racional será actuar como lo estamos haciendo porque si no no actuaríamos así.. No sé si consigo explicarme.
¿Cuando hablamos de aplicar la TJ tenemos que pensar en que todos tenemos prioridades comunes? Esto no lo entiendo. No podemos tener todos las mismas prioridades, ni los mismos incentivos, o lo mismo sí podemos y estoy yo aquí cegada perdida y no lo veo, no sé qué pensar.
Es igual que cuando nos referimos a Adam Smith, que, si no entiendo mal, plantea un mercado donde todos estamos en igualdad de condiciones, tanto los vendedores como los compradores y ya a partir de ahí actuamos, pero es que en realidad, ni los vendedores están igualdad de condiciones porque normalmente unos tienen más recursos que otros ni los compradores tenemos toda la información sobre todos los productos del mercado.

Ahora viene la gran pregunta: ¿Qué es el altruismo? Podemos decir que existe un altruismo completo y desechar, por lo tanto, que, cuando actuamos altruistamente siempre lo hacemos pensando en las consecuencias que tendrá esto en nosotros, aunque sea en un segundo plano. O sea, ¿es el humano capaz de dejar de pensar en sí mismo y prestarse a la conveniencia de los demás?
Y la última, si la vida es un juego, ¿juegas por ganar o ganas por jugar? 

viernes, 16 de diciembre de 2011

¡A ver quién se anima a resolver este problema!

Tenemos a un grupo de 10 personas en una comunidad estudiantil (por ejemplo), 2 de ellas están enfermas, los 8 restantes no. A esas 2 personas les ofrecen una subvención de 1.500 euros por curso por tener esa enfermedad. 4 de los 8 estudiantes sanos tienen parientes que son médicos -los cuales están dispuestos a firmar el diagnóstico que indicará, aunque sea falso, que esas 4 personas tienen también la enfermedad que les permitirá cobrar 1.500 euros (que necesitan urgentemente), si se llevan 500 del total recibido-, quedando así la situación: 2 enfermos, 8 sanos, 4 de los 8 sanos quieren estafar al Estado cobrando una subvención que no les pertenece, y 4 médicos dispuestos a hacerlo posible proporcionando su firma. ¿Cuántas personas racionales hay? ¿Por qué? ¿Cuántos son estafadores? ¿Por qué? ¿Beneficia esta situación a alguien? ¿A cuántos perjudica? ¿Por qué? ¿Crea algún tipo de juego? 


P.D: No creo que tenga una solución concreta.

sábado, 10 de diciembre de 2011

La vida es un chiste y sólo hay dos maneras de vivirla.

Continuamente suceden cosas, simultáneamente, en todos los lugares del mundo, y cada uno apechuga con las que puede como puede, que no es poco. Cada día sale la prensa y nos cuenta muy por encima cómo está la economía, los deportes, buscas ofertas de empleo (suerte tiene el que no lo hace) y sigues con tu vida, lógico.

Realidad sólo hay una, ni buena, ni mala, lo que hay a montones son puntos de vista uno por cada persona en el mundo, los habrán menos y más acertados, pero eso tampoco es importante pues nos podríamos tirar el resto de nuestras vidas para analizarlos y sacar algo en claro de todo esto.

Imaginando que la vida fuera un chiste existen dos maneras de vivir: una es martirizarse porque no lo entiendes y otra riéndote de lo que puedas, cuando puedas y se deba.

lunes, 5 de diciembre de 2011

La duda constante

Llevo ya días, qué digo días, semana e incluso meses, pensando en que en un futuro próximo no demasiado lejano tendría unas conclusiones interesantes acerca de política, religión, y estado general del país (e incluso otros países) y no, ni mucho menos. Estaba esperando esas conclusiones para hacer una entrada en la que dejar claro cuales son mis intereses en materia de lo citado anteriormente, ya no sólo por la entrada, sino también por intentar hacerme un mapa conceptual en la cabeza, porque ahora mismo, si me preguntaran qué es el 15M podría contestar perfectamente, sin ningún tipo de problema, pues es una simple definición, pero si hicieran lo mismo preguntándome qué pienso acerca de ello me iría conforme vine, porque no sé qué pensar.. ¿Es bueno, es malo? He llegado a pensar que se hace por perroflautas que en realidad no representan a la ciudadanía, porque ésta no existe, sólo existen ciudadanos, cada uno con intereses muy diferentes y otras veces he llegado a pensar que si está ahí es porque de verdad es un movimiento importante, al que hay que prestarle más atención y blablabla.

Algún día enlazaré en una entrada esta que escribo ahora diciendo "¿Cómo es posible que no me diera cuenta de que [...]?" cuando ya tenga mis veinte pasados, o más.

Mientras.. podéis esperar sentados.

sábado, 29 de octubre de 2011

Una acción vale más que mil palabras



Me explico: el miércoles pasado unos compañeros de curso y yo, junto con una profesora hicimos una especie de exposición/dinámica en 1º de ESO para que intentaran comprender lo rica que es la diversidad y lo necesario que es mantenerla, ¿por qué si no no se permite modificar el genoma humano? Todos sabemos que sería un atentado contra la naturaleza, de la que, por cierto, hablaré otro día.

Después de realizar la actividad llegué a la conclusión de que somos hipócritas (qué descubrimiento, ¿no?), y me incluyo, puesto que en vez de estar aquí podría estar con los niños que mueren día a día en África o cualquier otro lugar del mundo. Resulta bastante preocupante, o al menos a mí, porque cambiar y dejar el sentimentalismo a un lado para llegar a la racionalidad o a la nueva Ilustración, como me gusta llamarla, es difícil, el camino puede hacerse muy largo. Preferimos decir palabras bonitas, que suenen bien al oído, queremos vender una realidad que no es la nuestra. Realmente no sirve de nada, es como querer que llueva cuando el sol radia, por mucho que pidas, no lloverá, o por lo menos no inmediatamente. 

Tengo la sensación de que utilizamos la empatía como vía de escape, yo también lo hago, cuando veo a un mendigo en la acera de enfrente no tardo ni siquiera un segundo en decirme: "Ay, pobrecillo", pero no cruzo la calle para darle algo de dinero porque creo que con sentirme mal ya pago el precio de su comida, y eso no debería ser así, pero lo es, porque nos duele, nos duele mucho tener que pagar por el bien ajeno, ya sea  por dinero, por gasto físico o por tiempo, (quede claro que estoy generalizando).


Durante los juegos en la clase repartimos tarjetas con nombres de herramientas: clavo, martillo, madera, escofina; de manera que, cada uno de ellos tenía que poner detrás qué herramienta era y para qué servía, y después establecer un paralelismo para que se viera reflejado que todos servimos para algo y podemos, actuando, hacer un bien a la sociedad. Me llamó mucho la atención que la gran mayoría de ellos pusiera que en la vida era simpático/amable, que quería ayudar a sus amigos y necesitaba más amigos y gente a la que ayudar y que, después de la actividad, cinco minutos más tarde ya se estaban insultando e incluso amenazándose, (no todos, no quiero mostrarme demasiado catastrofista, pero es lo que vi).

Tenía bastantes esperanzas de que lo que hicimos aquel día hubiera servido para algo (a ellos, a mí, personalmente, me sirvió de mucho), sin embargo esas esperanzas disminuyeron considerablemente cuando el viernes a primera hora un chaval, de la tutoría en la que estuvimos estuvo a punto de pelearse con otro niño. En cualquier caso sé que en 1º de la ESO se hacen muchas tonterías, y también sé que no se es consciente del todo en la mayoría de cosas que hacemos, por eso aún quedan esperanzas, porque todo se puede mejorar.

viernes, 21 de octubre de 2011

Pequeño inciso: 20O, lo que todos esperábamos


Esperemos no tener que recordar el día de ayer como el de "Los Santos Falsos Inocentes", que los rebeldes no nos hayan puesto un maniquí de goma-espuma como prueba de la muerte de Gadafi y los etarras no hayan gritado al terminar el comunicado: ¡¡INOCENTES!!
Tenemos algo que celebrar.

Enlaces a las noticias



Rebeldes celebrando su victoria en un combate entre Ajdabiya y Brega el pasado abril. EFE

jueves, 20 de octubre de 2011

La verdadera libertad

Cuando hablamos con nuestros amigos, en los colegios e incluso en el trabajo se nos llena la boca de esa palabra tan idílica y utilizada para referirnos a una sociedad ideal en la que las personas podríamos circular a nuestro libre albedrío, en la que no necesitaríamos orden porque no existiría el caos y seríamos tan dueños de nosotros mismos como del prójimo, sí, estoy hablando de la libertad.


Y ustedes se estarán preguntando (y si no es así, ya formulo yo la cuestión): ¿está usted infravalorando la libertad? Y yo, lógicamente les responderé que no, no estoy infravalorando nada, en cualquier caso estoy subrayando la importancia que se le da a palabras de la índole de solidaridad y tolerancia simplemente por el hecho de que su sonoridad es dulce al oído, eleva a la persona que las dice a una categoría de "santo" que posiblemente no le pertenezca (o sí, pero eso ya no nos ocupa, por lo menos no de momento). Estos vocablos nos hacen imaginarnos grandes fragatas liberando a los hombres de la esclavitud e incluso dándose la mano para fijar pactos pacíficos diciendo que abandonan todo tipo de violencia.

La verdadera libertad, señores, debería no dejarnos poder respirar por las noches, debería acongojarnos y hacernos llorar por las noches, el poder hacer lo que quisiéramos, cuándo y dónde resultaría ser la peor tragedia que viera la Humanidad. Debemos estar regidos por un orden, y una series de derechos y deberes que nos guíen, (ojo, he dicho guiar, que no viene a ser obligar, ni mucho menos).

Cualquier sentimiento empático que implique un bien apalabrado (sin acciones) hacia otra persona es gratis y nos dota de parecer tener un alma caritativa que posiblemente no nos corresponda. ¿Por qué? Yo se lo explico: ser buena persona es difícil, ser una persona reconocida por tus buenos hechos lo es aún más.
Hacer a los menos afortunados las personas más felices del mundo cuesta, cuesta mucho, y no sólo dinero, sino tiempo, energía, motivación. Desgasta a las personas que luchan por ello día a día.

Y por eso debemos saber apreciar a los verdaderos héroes, que son los que luchan día a día en fronteras, en hospitales de campaña, de voluntariado, y saber diferenciar entre los que actúan mientras los demás almuerzan.

Si por buenas intenciones fuera..