jueves, 6 de octubre de 2011

Necesario es tener los pies sobre suelo

El Romanticismo como forma de vida está muy bien cuando no hemos de desempeñar ningún tipo de obligación que implique responsabilidad sobre los demás, cuando tenemos la capacidad y los recursos para  disfrutar del tiempo como nos plazca e incluso aún cuando lo damos todo por perdido dejándonos así abandonados a lo que el destino (si es que éste existe) quiera hacer con nosotros, que, por supuesto, no será para nada positivo. Sin embargo aún los hay que prefieren deambular entre la niebla y pretender así que olvidemos y dejemos nuestra existencia en manos de las horas. Si bien está claro, todos queremos un mundo rebosante de paz y amor, sin hambre, sin guerras, todos queremos ser los valientes protagonistas de la película que salvan a la pobre princesa de la angosta habitación bajo llave en la que se encuentra, queriendo tomarla en brazos y librarla de las garras del dragón que se encuentra a la salida del castillo, pero siento decirles que esos príncipes ya no existen, de hecho nunca existieron, no eran más que víctimas del delirio, de la sumisión a lo impuesto por quién quiera que fuera. Abandonados poetas dejaron sus obras en manos de la muerte en la que algún día, no muy tarde, acabarían.






Después de tanto sentimiento acumulado lógico era que viniese algo de luz, sí, la  Ilustración, y se preguntarán ahora: "¿Pero cómo que la Ilustración, si ésta estuvo antes que el Romanticismo?" Y sí, lo estaba, pero yo me refiero, o por lo menos, intento referirme a nuestra Ilustración.
Venimos de los cazadores-recolectores, que utilizaban piedras talladas con piedras, y por lo tanto somos producto de la evolución, de la tecnología, al fin y al cabo resultamos de nosotros mismos, de los antecesores a lo que la humanidad (que no civilización) fue. No podemos criticar pasados ni culpar a los humanos de los errores que podamos haber cometido, porque somos todo lo que nos rodea, nosotros lo hemos querido así. Exacto, sí, tenemos suerte, Suerte de ser y estar, mejor dicho, de poder ser y de tener donde estar. Estamos Ilustrados por la razón, o podemos estarlo, la posibilidad, en cualquiera de los casos hace que merezca la pena. 

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