martes, 26 de octubre de 2010

Miedo..

Y me incorporé. Desde la esquina más oscura de mi habitación aprecio la silueta de alguien parecido a mí, que, a pesar del escándalo, seguía dormido, como si estuviera muerto, mientras, no paro de escuchar gritos de mujeres desquiciadas que sigo sin llegar a saber bien de donde provienen, tampoco el por qué. Puedo distinguir a la perfección el sonido de unos platos cayéndose al suelo y mientras ese sonido estridente rompe en mi cabeza el "tic-toc" del reloj de mi derecha, ese al que tanto cariño le tenía.. acelera por momentos, todo es muy extraño, no consigo distinguir colores, las manos me tiemblan y algo me dice que éste puede ser el fin. La rapidez en la que se suceden los hechos es directamente proporcional al miedo que, ahora, se apodera de mí sin yo ponerle remedio alguno. A partir de ahí ya no recuerdo nada, intenté gritar, pero ya ni voz me quedaba. La silueta, yo, no se enteró de nada, porque la nada ningún día existió.

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